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RAUL EDILBERTO SORIA VERDERA: Es abogado y docente ha escrito extensamente sobre el Derecho Educativo; trabajó en escuelas secundarias y terciarias y en el asesoramiento legal del Ministerio de Educación de Catamarca. Fue profesor titular Universitario y se formo en posgrado de Derecho Público. Participó en Congresos y Paneles y dicta cursos y seminarios sobre Derecho Educativo. Es fundador y Director del CENTRO DE ESTUDIOS, INVESTIGACIÓN Y CAPACITACION EN DERECHO EDUCATIVO. Actualmente asesora a escuelas, docentes y padres sobre normas de convivencia y consejos escolares mediante la aplicación del Plan de Derecho Educativo para la Convivencia Escolar (P.D.E.C.E.).
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EL DERECHO EDUCATIVO DEBE ENSEÑAR CONVIVENCIA

31 May 12 - 17:28

La Enseñanza de la convivencia debe encajar en la dinámica normal y espontánea de la escuela, del quehacer docente.
 
         La convivencia es un valor o conjunto de valores y tiene que ser trabajada en la escuela como se trabajan los valores.
 
         En la escuela los alumnos y alumnas viven con intensidad una serie de situaciones ricas en experiencias y relaciones con los demás, que es preciso aprovechar para desarrollar la Educación de la Convivencia.
 
         Para educar la convivencia el Plan de Derecho Educativo para la Convivencia Escolar (PDECE), cree necesario atender tres niveles o dimensiones de la persona: el intelectual o cognitivo, el afectivo y el conductual.
 
         En la educación de un valor lo que más debe importar son las actitudes y los comportamientos de los alumnos. Por lo que tenemos que intentar que los alumnos aprendan aquellos conocimientos y principios teóricos relacionados con la convivencia, que son fundamentales para su entendimiento y su vivencia.
 
         Además de transmitir a nuestros alumnos conocimientos, tenemos que suscitar en ellos sentimientos positivos hacia la convivencia. No basta con saber qué es y qué exige la convivencia. Es necesario fomentar en los alumnos actitudes favorables a la convivencia.
 
            La Educación para la Convivencia será un éxito en la medida en que las conductas de los alumnos respondan a las exigencias de este valor en la escuela, en la casa y en cualquier ámbito de la vida.
 
         Para educar la convivencia la escuela, como institución, debe vivir y transmitir convivencia. Esto afectará a toda su organización y funcionamiento: la organización, las relaciones personales, las normas escolares, toda la vida de la escuela, se regirán por los valores básicos de la convivencia: respeto, colaboración, pluralismo, diálogo, participación y democracia.
 
         En la Educación para la Convivencia, como en todo tema transversal, es fundamental la actuación de todos los docentes, padres y personal de la escuela. De poco sirve una acción educativa, si no va respaldada por el testimonio y por la coherencia de quienes la desarrollan.
 
         Los valores se educan fundamentalmente comunicando la propia ilusión, compartiendo siempre y con todos,  la sensibilidad y el compromiso sincero por la construcción de un mundo más justo y solidario.
 
         En la escuela y la clase, hay que llegar a crear un clima o ambiente que invite a los alumnos y alumnas a descubrir y asumir los valores básicos de la convivencia para incorporarlos a su vida. Para ello la ambientación de la escuela y de las aulas (consignas, murales, anuncios, reclamos...) será una llamada continua a todos a vivir una convivencia auténtica.
 
         Para que la actuación de la escuela sea eficaz es preciso implicar a los padres de los alumnos en la Educación para la Convivencia. Para ello habrá que pedirles su participación, en este tema concreto, de modo que se impliquen positivamente.
 
         Las encuestas, talleres, juegos, salidas de trabajo, etc., son contextos muy adecuados para observar y valorar los conocimientos, actitudes y conductas de la comunidad educativa, tanto individualmente como en grupo, referidas a la convivencia.
 
         En la escuela, los alumnos y alumnas viven una serie de situaciones que los docentes y  educadores deben aprovechar para enseñarles a convivir, ayudándoles a descubrir y asimilar los valores básicos de la convivencia. Son situaciones sociales, que giran en torno a las enseñanzas curriculares e inciden profundamente en la educación integral: relaciones personales con los iguales y adultos, disciplina, conflictos, trabajo en equipo, actividades lúdicas, acontecimientos del entorno, medios de comunicación, etc.
 
         La educación moral y cívica, la educación para la paz, para la salud, para la igualdad entre los sexos, la educación ambiental, la educación afectivo-sexual, la educación del consumidor y la educación vial estarán presentes
 
         Los docentes educarán la convivencia desde los contenidos de sus áreas de enseñanza (si es posible) y desde las situaciones escolares que viven con sus alumnos y alumnas.
 
         Para lograr esta enseñanza el Plan de Derecho Educativo para la Convivencia Escolar (PDECE) aconseja tratar de conseguir los siguientes objetivos:
 
-Formarse una imagen ajustada de sí mismo, de sus características y posibilidades, y desarrollar actividades de forma autónoma y equilibrada, valorando el esfuerzo y la superación de las dificultades.
 
-Relacionarse con otras personas y participar en actividad de grupo con actitudes solidarias y tolerantes, superando inhibiciones y prejuicios, reconociendo y valorando críticamente las diferencias de tipo social y rechazando cualquier discriminación basada en diferencias de raza, sexo, clase social, creencias y otras características individuales y sociales.
 
-Analizar los mecanismos y valores que rigen el funcionamiento de las sociedades, en especial los relativos a los derechos y deberes de los ciudadanos, y adoptar juicios y actitudes personales con respecto a ellos.
 
-Conocer las creencias, actitudes y valores básicos de nuestra tradición y patrimonio cultural, valorarlos críticamente y elegir aquellas opciones que mejor favorezcan su desarrollo integral como personas.
 
-Analizar los mecanismos básicos que rigen el funcionamiento del medio físico, valorar las repercusiones que sobre él tienen las actividades humanas y contribuir activamente a la defensa, conservación y mejora del mismo como elemento determinante de la calidad de vida.
 
-Conocer y apreciar el patrimonio cultural y contribuir activamente a su conservación y mejora, entender la diversidad lingüística y cultural como un derecho de los pueblos y de los individuos, y desarrollar una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de este derecho.
 
-Conocer y comprender los aspectos básicos del funcionamiento del propio cuerpo y de las consecuencias para la salud individual y colectiva de los actos y las decisiones personales, y valorar los beneficios que suponen los hábitos del ejercido físico, de la higiene y de una alimentación equilibrada, así como el llevar una vida sana.


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